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El Papa en Bolivia

La Tercera
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En Bolivia, el Papa Francisco abogó por una diplomacia "que evite los conflictos entre pueblos hermanos y contribuya al diálogo franco y abierto entre pueblos hermanos". Luego, sin mirar sus notas, agregó: "Estoy pensando en el mar. Diálogo. Diálogo. Diálogo". También estableció que "todos los temas... tienen soluciones compartidas, razonables, equitativas y duraderas".

Han abundado las interpretaciones que buscan sacar partido a sus intereses. Para Carlos Mesa la invocación al diálogo constituyó un "inequívoco respaldo" a la demanda marítima. El ex Presidente olvidó que el Presidente Lagos en Monterrey, en 2004, estableció "si de diálogo se trata, ofrezco relaciones diplomáticas aquí y ahora", a lo cual no hubo respuesta. Diarios extranjeros y algunos analistas en Chile han establecido que el mensaje es favorable a la causa boliviana. Pocos reparan en que nada se dijo de la pretensión de soberanía, de la situación en la Corte, ni menos se recuerda que el diálogo que el Papa recomienda ha sido reiteradamente quebrado por Bolivia.

Interpretaciones favorables a Bolivia tan taxativas son erradas. No debería sorprendernos que este Papa, en lenguaje apostólico, abordara un tema que -con agresividad y audacia política carente de respeto- el Presidente Morales no dejaría de plantear, unido a su poco afortunado obsequio cargado de ideología.

Se presenta a Morales como el gran ganador. Se omite que Su Santidad lo observó con un clarísimo "esto no está bien". Lo que estaría bien sería hacer una lectura amplia y objetiva de las palabras del Pontífice.

El planteamiento es mucho más amplio que como se nos quiere presentar. Apunta a la paz en el mundo, a las relaciones internacionales en zonas de conflicto mucho mayores; a la preocupación por los océanos, el clima, la naturaleza; a la primacía del diálogo en toda dimensión de controversia. Es una mirada propia del mensaje cristiano alejado de un contenido meramente político. El Papa trata el tema con principios que por milenios la Iglesia predica: paz, entendimiento, diálogo y acuerdo.

En Bolivia se debería reconocer que el diálogo es imposible cuando se ha optado por llevar a la contraparte a un tribunal. Tendrían que asumir que el diálogo, como el Papa se los recuerda, supone respeto por el otro, y por tanto, no pueden seguir pretendiendo imponer una solución predeterminada excluyente y exclusiva. Sería importante que calibraran lo que significa, como lo dijo explícitamente Su Santidad, que toda solución está llamada a ser "razonable, equitativa y duradera". De acoger Bolivia el llamado del Pontífice, debería cambiar radicalmente su actuar. Tengo dudas que la autoridad boliviana haya reparado en ello. De allí el triunfalismo propio de una lectura acomodaticia a sus intereses.

En Chile también deberíamos tomar nota. La relación entre dos naciones vecinas no puede mantenerse en una permanente tensión. Al respecto, el diálogo que menciona el Papa no nos es desconocido. Chile lo ha practicado, y con éxito. A través de esa fórmula fuimos capaces de resolver nuestros problemas con Argentina y de construir una transición ejemplar. Si Bolivia cambia su actuar -a no dudar-, a Chile se le abrirán espacios para retomar el diálogo que nuestros vecinos abandonaron. Un diálogo sin exclusiones. Sí, un diálogo verdadero, sin imposiciones de una solución predeterminada por parte de Bolivia.

 

La Tercera